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De encuesta a estrategia: cómo aprovechar GPTW para evolucionar la cultura organizacional

Cada año, muchas organizaciones se someten a la encuesta de Great Place to Work buscando mejorar su posicionamiento. Pero pocas aprovechan realmente la información que surge de ese diagnóstico como una herramienta estratégica para evolucionar la experiencia cultural.


GPTW no es solo un ranking


Más allá de los resultados cuantitativos y del benchmark con otras compañías, los datos de GPTW revelan cómo viven las personas su experiencia en la organización. Qué prácticas están generando confianza, qué dinámicas desgastan, qué áreas están más cohesionadas o fragmentadas. No se trata solo de obtener una buena nota, sino de identificar patrones culturales que merecen atención.


Prepararse para escuchar de verdad


Una estrategia efectiva comienza antes de la encuesta. Eso implica comunicar con claridad por qué se participa, cómo se van a usar los datos y qué compromiso se asume con lo que surja. Cuando los equipos saben que sus respuestas no son solo un trámite, aumenta el nivel de sinceridad y profundidad en las respuestas.


Leer entre líneas y más allá del promedio


Los resultados de GPTW pueden volverse oro si se cruzan entre áreas, niveles, antigüedad y otras variables. ¿Dónde aparecen las principales brechas? ¿Qué experiencias culturales se viven diferente según el rol? Leer entre líneas implica buscar lo que no se dice explícitamente, pero puede inferirse a partir de diferencias marcadas o respuestas cualitativas.


De los datos a los experimentos culturales


Uno de los errores más comunes es pretender resolver todo con un solo plan de acción. En cambio, las organizaciones más inteligentes aprovechan los insights para diseñar microintervenciones: pequeños ajustes en rituales, dinámicas o conversaciones que generan impacto directo en la experiencia del equipo. La clave es involucrar a los equipos en ese rediseño, y medir en ciclos cortos.


Conclusión: La encuesta GPTW no tiene que ser solo un evento anual. Puede convertirse en una brújula para evolucionar la cultura en forma continua, siempre que se la tome con profundidad, se escuche con honestidad y se actúe con intención. La transformación no empieza con la medición: empieza con la decisión de tomarse en serio lo que emerge.

 
 
 

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